SIBÚ HABLÓ POR BOCA DE SU HIJO, LA SERPIENTE
Sibú llamó a su hijo y así le habló. Así habló a su hijo único de la serpiente.
Es la hora, hijo salvado de la hoguera cuando quemaron a tu madre y su esposo, la serpiente que yo había utilizado. Así me dijo, mi padre Sibú.
Los hombres han desobedecido las leyes de la naturaleza. Se rebelan. No siguen su consejo.
Los hombres son malos con la madre naturaleza y serán castigados. Así dijo Sibu que lo comunicara a todos.
Cortan los árboles. Esto dijo y envenenan con sus excrementos las aguas. Por eso mueren los animales y el sol penetra en sus entrañas. Esto fue dicho por Sibú.
Los montes se ven desnudos. Desnudos parecen los montes sin árboles y solos. Ya no habitan en ellos los pájaros ni los reptiles. Solo quedan grandes rocas, duras y sin vida.
Sibú siguió diciéndome. Dígale a los hombres. La maldad de ellos ha hecho que el agua baje violentamente y destruye todo a su paso. Nuestros ranchos caen en sus aguas y son arrastrados por los senderos llenos de piedras. El agua no alimenta nuestras semillas. El agua se las lleva lejos y las destruye.
Los pueblos parecen lagunas y los hombres no encuentran refugio en ningún lugar.
Todo se inunda y no hay comida para los niños, ni los hombres, ni las mujeres.
El sol llega hasta lo poco que ha quedado y lo quema. No germinan las plantas porque el sol quema sus tiernas hojas.
No hay ya el perfume de las flores que subía por los aires y cubría con su manto los rayos venenosos del sol.
Todo queda desierto y la vida huye de nuestra madre tierra.
Los hombres son malos. Escarban en las rocas en busca de piedras amarillas. La búsqueda de poder los lleva a la muerte.
Sí, mi hijo de la serpiente y la india. Busca a los hombres y los reúne en el monte Boruca, cerca de la laguna y les dice todo esto.
El hombre es malo, mata a su hermano, roba y viola las leyes naturales. Solo quiere el brillo del sol y el poder supremo para destruir a nuestra tierra.
Es el principio del fin. La madre tierra sacudirá de sus entrañas los hombres malos. Unos morirán de hambre, otros de la enfermedad y los otros se matarán entre ellos. Entre ellos se matarán.
Entonces Sibú dijo. Esto dijo Sibú. Los astros se acomodarán de nuevo y después de dos noches y tres días la tierra estornudará. Sacará de sus entrañas los venenos que le han echado los hombres malos y se limpiará.
Esto dijo. Se limpiará del producto maléfico que los malos hombres le han echado. Así dijo.
Votará de sus entrañas lo podrido y comenzará un nuevo orden.
El sol llegará tibio y protector y la tierra volverá a germinar la vida.
Así habló Sibu y dijo que se lo comunicara a los malos hombres.
Así lo hice y por eso los convoqué.
El hijo serpiente miró a los malos hombres. Miró a los malos hombres y subió en forma de serpiente dorada por el fuego.
La tierra tembló, las aguas arrasaban todo, dos noches cubrieron la tierra y después salió el sol. El nuevo orden se dibujó en los astros y la madre tierra sonrió.
Así cumplió Sibú lo que le dijo a su hijo, la serpiente.
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