Ana Ossenback Sauter. Padre nuestro ya no estás en los cielos

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PADRE NUESTRO YA NO ESTÁS EN LOS CIELOS. Novela histórica de Ana Ossenbach

 

Si echamos una mirada al origen de la novela, llegaremos a la conclusión que es un producto del género mayor llamado Épica. Es la epopeya la que sin lugar a dudas se convierte en la fuente de la novela. Nuestra afirmación se fundamenta en los rasgos más sobresalientes de esta génesis. El primero que resalta es el rasgo narrativo. La epopeya a pesar de ser un canto de gesta solemne y conocido por el pueblo pues todos sabían de sobra la historia que se glorificaba y  el final del héroe proclamado, lo cierto es que sin importar la forma estrófica se alababan las hazañas del héroe y describían sus batallas como si el lector las escuchara por primera vez.

La novela se alimenta de la epopeya y crea su propio discurso bajo una nueva visión, la privada. El autor aprovecha la historia pública y conservada a través del discurso oral o histórico y toma de él, personajes que los convierten en sus héroes o antihéroes. Lo sagrado y solemne los transforma en humano, más cercanos al lector social. El discurso histórico, oficial y público cede ante la visión particular, única del autor y nace un nuevo discurso que se ha dado en llamar discurso novelístico. Ha nacido un nuevo género: la novela, más alejada de los dioses y más cercana al hombre.

Siendo así, es comprensible la variedad de temas, puntos de vista, aventuras, posibilidades, tanto sociales, políticas como ideológicas, que han sido tratados en las diversas novelas, así como la intertextualidad e interartisticidad de este género. Casi nada le es vedado y sí incorporado en su estructura. Pero, sí es imprescindible, el carácter narrativo de mundos totales privados desde perspectivas nuevas.

Una de esas particularidades de la novela se le ha bautizado como novelas históricas. Algunos críticos las niegan pero aunque son difíciles de precisar, somos del criterio de que siempre han existido a lo largo de la historia literaria. Son producto de una visión especial de los hechos históricos. El escritor utiliza la memoria que subyace en toda sociedad y escarba, penetra en sus cimientos y extrae lo oculto, lo no dicho, lo ignorado, lo sutilmente olvidado y hasta borrado del discurso oficial expreso. El pensador español Azorín le llamaba la infrahistoria, Umberto Eco, la estructura ausente y los historiadores oficiales lo ignoraron, lo disimularon o simplemente borraron de sus libros por considerarlo innecesario o peligroso. El escritor, en cambio se sumerge en él y lo depura, lo recrea, lo vitaliza y lo ofrece al lector como fuente de sabiduría y placer, lo transforma sencillamente en literatura, en arte.

Así se crea la novela histórica que se nutre en la memoria de los hechos y acontecimientos, más allá de la superficie de los mismos. Y con ellos construye una visión humana, una perspectiva particular de esos recuerdos históricos que ofrece llena de humanismo, de dolor, tristeza, alegría, duda, nostalgia, amor y vida. Así la novela se convierte en fuente del conocimiento histórico vivo, plurisémico, polifónico y se ofrece al lector como mural viviente de tiempos pasados que nos hacen vivir presentes avasalladoramente humanos.

Si revisamos un poco el panorama literario costarricense encontramos, desde el origen mismo de la novela, muestras de esta particularidad de la novela. Manuel Argüello Mora (1834-1902) fue nuestro primer novelista que cultivó esta modalidad. Misterio (1888), Elisa Delmar (1899), son solo unos ejemplos. Carlos Gagini Chavarría (1865-1925), publicó una novelita poco conocida El Sargento Gerard (1890), un idilio amoroso en el contexto histórico de la guerra Franco-Prusiana.

Pero no seguimos señalando autores y novelas históricas porque ese no es nuestro objetivo. Sin embargo señalaremos tres más con algún detalle por tratarse de un contexto similar a la novela que ocupa hoy nuestra atención.

El primer escritor costarricense que utilizó el contexto de la primera guerra mundial y sobre todo la génesis de la segunda fue Mariano Padilla Bolaños. Nació el día 26 de octubre del año 1897, en Alajuela. Estudió medicina y obtuvo el doctorado en el año 1934. Se incorporó al Colegio de Médicos y Cirujanos en el año 1959. Murió el 15 de abril del año 1971. Es hijo de Mariano Padilla González y Victoria Bolaños Meza. Sus hijos fueron Carlos, Teodora, Enrique, Joaquín, Manuel, Alberto y Leonor (8 hijos).

La única novela que conocemos de Mariano Padilla Bolaños se llama ¿Será la bestia? y la publicó en el año 1943.1 Utiliza el subtítulo Adolfo Hitler Poelzl.

Es una novela histórica. En ella se asiste a los horrores  de las guerras mundiales, los campos de concentración, llevadas a cabo por Alemania y su jefe milita Hitler. La novela tiene algunos rasgos importantes. En primer lugar son los personajes los que cuentan los acontecimientos y describen los horrores de la guerra. Vladimiro y su hermana Nietochka, sobre todo el primero, son los encargados de contar las historias. Vladimiro es un militar ruso y su hermana se enamora de un amigo de éste, un joven médico que lo asistió en una penosa enfermedad que padeció, Dimitri. Estos tres personajes de alguna manera soportan la historia de la novela. El autor utiliza la clásica estrategia de los manuscritos encontrados y los testimonios de un autor desconocido. En realidad la novela comprende la dominación nazi, guiada por Hitler, de gran parte de los países europeos, desde la invasión de Polonia hasta la guerra contra Rusia. Se extiende desde 1912 hasta 1942, pero los años que más interesan son los que van de 1935 a 1942. La participación de los alemanes en la invasión de los diferentes países inicia con la invasión a Polonia (1939), Dinamarca, Noruega, ambas en 1940, Holanda, Bélgica, Francia, Yugoslavia, Grecia y, por último Rusia, no sin antes dominar a Rumania y Bulgaria.

La segunda novela histórica sobre esta temática fue escrita por Virginia Grütter Jiménez (1929-2000) la llamó Los amigos y el viento y la publicó en 1979.1

Es la primera novela de Virginia Grütter Jiménez. Sucede en la Alemania nazi, cuando apenas tenía dieciséis años. Es una novela monofónica y de corte tradicional pero la diferencia con otras novelas es, en primer lugar el distanciamiento de la autora de lo narrado. En la novela cuenta la historia de una adolescente, ¿ella misma?, sin intervención de la autora. Se observa el punto de vista de la joven, sus sueños, sus alegrías, sus contradicciones, su ternura y su solidaridad. Hay un claro contrapunto entre la vida y la muerte, la alegría por vivir y la esperanza truncada de las víctimas de la guerra. Las estaciones temporales y sus diferencias no escapan al panorama del conflicto humano. La primavera inicia la vida y con ella termina la novela, pero también se dan los inviernos pavorosos y el otoño y con ellos se evidencian los cambios emotivos, sentimentales, poéticos del personaje joven, con una vitalidad por el amor, la vida, los sueños, la esperanza de concluir sus proyectos y por otra parte los estragos de la guerra, las secuelas después de terminar de oírse los bombardeos y las muertes que se sienten, se palpan en las madres sin esposos e hijos, los mutilados, los hospicios de huérfanos y los hospitales. No habrá precio alguno que justifique la guerra, pareciera ser la síntesis de la novela. El título de la novela es elocuente, Los amigos y el viento, no importa la nacionalidad ni las diferencias culturales porque el amor está por encima de toda maldad y el viento revive, trae noticias de esperanza, de paz aunque en la muchacha se muestra la cólera, el rencor, la impotencia.

La última novela sobre esta temática que se ha publicado, la escribió Jacobo Schifter Sikoka (1952) y la llamó Pagos de polaco, amores y traiciones en los años del nazismo y la publicó en 1999.1

Es una novela histórica, monofónica, lineal, de secuencia lógica. Explota, en excelente forma, el rasgo de la novela que hemos llamado "privacidad". La novela delata la historia oculta, la irreverente, la que pocos conocen y escoge un sector diacrónico que va desde los finales de la Primera Guerra Mundial, hasta 1942, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, y los personajes forman parte de la minoría judía, sobre todo polaca, que emigró a Costa Rica por los años veintes, cuando recién comenzaba la persecución de ellos, en todo el mundo, por los alemanes nacionalista y el régimen de Adolfo Hitler.

 

En Costa Rica se hace referencia a la llegada de los judíos, su establecimiento, sus congojas, desvelos, trabajo, segregación racista, persecución, tanto por algunos costarricenses como por los alemanes y los gobiernos de León Cortés Castro (1936-1940) y Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944) y por último la participación de los Estados Unidos de América en la Segunda Guerra Mundial, en general, y en Costa Rica, en particular.

Y hoy disfrutamos de una nueva novela escrita por una costarricense Ana Ossenbach sobre ese tema tan importante y universal. Padre nuestro ya no estás en los cielos.

Una novela histórica, sin duda alguna pero no de la historia oficial que los manuales nos han enseñado sino de ese mundo oculto, ignorado, silenciado terriblemente humano y por ello más desgarrador. Eternamente amenazador. El lector asiste al escenario vivencial de la tortura, el acoso, el miedo, el dormir soñando con la muerte, la soledad, la zozobra, el saber que la vida no depende de uno sino del capricho ajeno, del odio, así no más, sin una razón que lo justificara. Casi dependiendo del azar, del ser escogido hoy y fusilado mañana. Vida efímera esa que un día amanecía con un pringue de esperanza y minutos después se desvanecía, como por obra de un designio oculto: La razón de la sin razón.

Dos mujeres, Elisabeth Sass y Lilli Winter, la primera Alemana y mayor que la segunda que es de origen Judío, son las protagonistas principales de la novela.

Desde una perspectiva cercana a Elisabeth, el yo narrativo, sujeto de la enunciación, va configurando, escena tras escena, las vivencias de estas dos mujeres, su niñez, sus familias, sus ilusiones, anhelos, proyectos y el lector poco a poco se va insertando en esas magistralmente descritas en el actuar, mujeres y no solo se identifica con sus ideales y proyectos sino con sus penalidades cotidianas que deben afrontar, a veces solas, otras juntas, las más de las veces, sus encuentros, conversaciones, paseos, desencuentros, enojos, pero siempre llenas de solidaridad, amor, entrega, más allá de sus mismas posibilidades.

"El suicidio del señor Dietrich afectó mucho a Elisabeth. No se había quitado la vida junto a su esposa y sus hijos, como hacían algunos, pero demostraba también hasta qué punto en el corazón de la gente se había instalado el pesimismo y la desesperanza: hasta el punto de pegarse un tiro."(p. 71)

El ambiente violento, de acoso social y particular era cosa de todos los días y la desocupación, el hambre y las necesidades insufribles hacían que los jóvenes convencidos o no se unieran a Los SA, las camisas Pardas Poco a poco las fábricas, los negocios, sobre todo de los judíos alemanes fueron cerrando sus puertas y el número de desocupados se hacía cada vez mayor.

"O sea que el terror había asentado sus reales en Alemania. Pero quien no era comunista ni era judío ni se oponía al régimen por cualquier otra razón, a lo mejor ni se percataba de lo que estaba ocurriendo. Para la mayoría de los ciudadanos la vida transcurría ahora  (con Hitler como comandante) más tranquilamente que en los tiempos revueltos del final de la república y, si el precio que había que pagar a cambio era sacrificar el estado de derecho, pues era un precio justo" (p. 129).

Pero poco a poco las cosas van empeorando y los ciudadanos, aún los mismos alemanes, comienzan a sufrir las consecuencias de la guerra que recrudecen con la invasión a Polonia. Paralelamente y como una simbiosis social las vidas de estas dos mujeres sufren cada día, por no decir, instante las consecuencias de esos acontecimientos que hacen a los uniformados crear el pánico en los judíos y todos los que no fueran arios. La más acosada es Lilli y Elisabeth sufre cada uno de sus vejámenes. Los más preciados anhelos que eran sacar melodías de su violín e interpretar a los virtuosos clásicos, fueron vilmente impedidos por los uniformados que en plena inauguración de un teatro fue echada de la sala como una "sucia judía". Eso hacía enfurecer a Elizabeth a tal extremo que en varias ocasiones se enfrentó con los Camisas Pardas sin lograr resultado positivo alguno.

Mientras una disfrutaba la música, la otra se ejercitaba en la bicicleta y soñaba con escalar montañas y los ratos libres los dedicaban a esos pasatiempos a pesar de las limitaciones económicas y las penurias en las que vivían, solo superadas por los esfuerzos voluntariosos de Elisabeth y la mística de Lilli. No obstante al acercarse los primeros años de los cuarentas, ambas vivían separadas por las circunstancias bélicas y decisiones personales. Al final de la novela su comunicación se realiza a través de cartas. Es a través de una de ellas como Elisabeth se entera del fatal desenlace que sufrió su entrañable amiga Lilli.

Padre nuestro ya no estás en los cielos es una novela que expone la parte más humana del ser que precisamente el régimen de Hitler proscribe y de ahí su carácter universal. Profundiza en las vivencias a que se ven expuestos los seres humanos en situaciones extremas de acoso, violencia y vejación y la guerra es quizás la más cruel de ellas y más en este caso cuando la demencia de unos y la ceguera de muchos violan los más elementales derechos humanos de subsistencia y primeras necesidades: el derecho a la vida, la paz, la libertad, al trabajo, a la familia, la salud y la educación para solo citar algunos.

Nunca una novela se torna tan denunciante en un momento donde la humanidad está potencialmente a las puertas de otra guerra mundial nuclear de incalculables consecuencias, precisamente entre Israel y los pueblos Palestinos. Su lectura se convierte en un momento de reflexión sobre el futuro de la humanidad y el lector no podrá de sentir dolor y desesperanza por lo que podría ocurrir en esta locura que violenta la existencia, ya no solo a unos pueblos sino a toda la humanidad.

Tengo razones para creer que la autora y la editora de esta novela no tienen que sonrojarse cuando sea presentada y leída en Europa y otros países de los demás continentes, sin duda alguna será bien recibida y calificada no solo por la temática que ha sido tratada vastamente sino por la creación de un personaje inolvidable por su humanidad: Elizabeth, siempre será recodado.



1 Padilla, Mariano. ¿Será la bestia? Editorial La Tribuna, San José, 1943.

1 Grütter Jiménez, Virginia. Los amigos y el viento. Ed. Costa Rica, San José, 1978.

1 Schifter Sikoka, Jacobo. Pagos de polaco, amores y traiciones en años del nazismo, Editorial ILPES, San José 1999.

 

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 17 de Abril 2012 11:24 AM.

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