CIRUS SHAHNAVAZ PIEDRA
(1985)
Cyrus Shahnavaz Piedra nació en San José Centro, Coronado o Guadalupe, el día 01 de enero del año 1985, como parte de una familia obrera.
Su padre Atri Kamran Shahnavaz es de origen iraní, mientras que su madre María Piedra Gutiérrez, es costarricense, divorciada y casada en segundas nupcias. De este segundo matrimonio tuvo dos hijas.
Así este joven vive, durante los primeros años de su vida con dos culturas distintas; de tal modo, el sentido de contradicción y aislamiento encontraron arraigo en su carácter como bases fundamentales en su proceso creativo.
Desde muy niño, estuvo dedicado a la permanente invención, y se consagró, sin saberlo, a una constante evolución creadora.
Cursó sin mayor atención y con amenazantes dificultades la primaria y la secundaria, las que le dejan un sinsabor e impiden el ingreso a la universidad. Por ello, se ha dedicado a pequeños oficios que le permitan espacio a su nebulosa filosofía de vida.
Aunque ha vivido en un mundo de altos riesgos al filo de la navaja, más por azar que por otra cosa se ha salvado de escabrosas caídas y estropicios. A través de este riesgo constante, ha logrado captar la esencia de su mundo interior, que es precisamente un reflejo inherente del ser social consciente que lo puso en la obligación de escribir.
En el 2013 obtiene el Premio Editorial Costa Rica con su novela El diminuto corazón de la Iguana y un año después recibirá el premio de novela costarricense Aquileo Echeverría.
LO QUE HA ESCRITO CIRUS SHAHNAVAZ PIEDRA
NOVELA
1. El diminuto corazón de la Iguana: 2014.
CUENTO
1. El circo del deseo: 2009
POESÍA
1. A la luz del alcanfor: 2010
La novela El diminito corazón de la iguana fue publicada en el año 2014.
Fernando Chaves Espinach entrevista al autor en La Nación el 10 de marzo del año 2014
"En el origen de El diminuto corazón de la iguana hay un disparo. Un altercado, que acabó con violencia, mantuvo a Cirus Sh. Piedra en un hospital por doce días: allí se gestó la novela ganadora del Premio Editorial Costa Rica del 2013.
"Sus personajes son creíbles, desgarradores e inolvidables", sentencia el fallo del jurado. Detrás de estas voces hay una suerte de autobiografía.
Cyrus Shanavaz Piedra describe su experimento: "No es una historia lineal, sino que da muchas vueltas; es como una libre asociación y se siente, más o menos, como si fuera un sueño".
De este viaje por distintas mentes conversó con Viva.
¿Cómo nació esta novela? ¿Cómo empezó a escribirla?
"Nace de la necesidad de celebrar un hecho sumamente aislado y poco característico en nuestra pacífica Costa Rica: el hecho de un violento crimen a mano armada.
Ya que pocos escritores -o ninguno- se están dando a la tarea de crecer en ciertos barrios y vivir obligadamente ciertas experiencias, pensé en escribir un diario. El diario se hizo demasiado largo y pensé que podía ganar algún dinero con ello, ya que el salario mínimo es muy mínimo (y podría ser más bajo si no fuera ilegal)".
Empecé a redactarla en una hoja, con un lápiz mongol (era lo único que humildemente conseguí en el hospital), en un orden más o menos cristiano para que fuera entendible, pensando, sobre todo, en experiencias anteriores y tal vez consideraciones a futuro (las potencias normales en el universo) y salió algo que más o menos conmueve a los lectores (al menos conmovió al jurado). Podría ser visto, si se ve bien y se ve más allá de las orejas, como un reflejo fiel de cierta realidad del país, la realidad develada, la realidad cruda que algunos vivimos cuando nada es cómodo y el dinero no sobra".
¿Qué narra en este nuevo libro?
"Nada nuevo; en realidad, sigo el hilo conductor que me ha llevado a escribir desde un principio. Soy solo la voz, entre muchas voces, que logra componer canciones de amor y muerte. El tema es el mismo de mis libros anteriores, y no podrá ser diferente, puesto que mi vida es la misma.
Ahora solo les doy voz a los humillados, a los marginados, a los que nunca fueron, a los fracasados, a los ociosos, a las víctimas, al maleante, al minúsculo, al amor falso y al amor verdadero, al poca cosa..."
Tal vez lo hago para hacerlos crecer, y darles a constar que su vida ha sido vivida, y que -a como hay dos formas de escribir la historia- no solo los reyes y los faraones merecen biografías: todo lo contrario, la historia la construyen los ocultos, los trabajadores, los decepcionados, los desheredados".
¿Quién es su personaje principal?
"Me gustaría decir que yo, porque en un primer plano la novela es biográfica; y me gustaría decir también que el mundo, en su constante vuelco y detrimento gravitacional (civilización incluida).
Pero, en realidad el personaje principal es la trama política. Gracias a ella existe poder y gloria y hambre y derrota. Mi tema gira entre estos dos y cuestiona la imposibilidad de cierta gente de acceder a uno y no a lo otro".
¿Qué hace al crimen y al delito, interesantes para la literatura?
"Una lectura superficial al libro (y me imagino que a la portada) da la impresión que a mí me parece rescatable el crimen. Nada puede estar más alejado de esto. Yo me asqueo ante el crimen (porque lo he vivido y lo veo siempre por donde camino). No me interesa para nada narrar al crimen o al delito por sí mismos. Me interesa por sobre todo-si se quiere ver de esta manera- la historia antes del crimen, y la historia después. En todo caso creo que en mi libro, o en la calle, si existen crímenes son pequeños crímenes conyugales. Los verdaderos crímenes están en los mares cuando hay un desliz por parte de un petrolero, o en Gaza, o en Venezuela, o en Siria, o en Yemen, cuando un avión no tripulado "accidentalmente" bombardea niños y celebraciones de boda, o cuando empresas deliberadamente semiextinguen un animal para que el mercado ofrezca más por él: esos son crímenes. Lo que yo doy son aventuras pasionales".
Se ha hablado mucho de la literatura de la marginalidad urbana, pero ¿es posible narrarla? ¿Qué se puede contar de ella? ¿Suficientes autores se han atrevido a explorarla?
"Creo que incluso Cervantes escribía sobre la marginalidad. La canción ha sido siempre de amor y muerte; lo que pasa es que, en la comodidad de la vivienda, en la ley y el 'confort', en la atención y el cuidado, en el jardín verde, las emociones son mínimas, el riesgo es nulo, la vocación se debilita y el trato al tema es dulce. Sólo hay dos cosas: ley y caos. La ley produce best sellers, el caos produce 5000 años de literatura. Pero no solo es contenido, la forma es partícipe también, y estos dos juegan un romance dialéctico. Al no haber perfecta conjunción entre estos dos, se escribe, o libros de auto ayuda, o artículos en sucesos".
¿Por qué escribe?
"Porque es mi labor. Porque quiero que la imaginación llegue al poder. Es mi recompensa, además, el poder escribir por haber escrito. Es mi pulsión, mi impulso vital. Porque sin texto no hay vida, y en esta vida en particular que creo existen galaxias de personas que merecen atención, y cuido. Gente que pasa por la vida de manera imperceptible".
El diminuto corazón de la Iguana es una novela de espacio psico-social, polifónica y gestada, desde varias perspectivas y puntos de vista, propias del fluir de conciencia.
Imaginemos una enorme poza de ciento cuarenta y un metros de circunferencia y el Hospital Calderón Guardia colocado en el centro. Entra un herido de dos o tres balazos y se abre, con su llegada un sincronizado número de ondas circulares, como cuando de niños tirábamos una piedra en el centro de una poza y comenzábamos a ver ruedas a su alrededor que se iban creando hasta extinguirse, mientras las hojas en ella permanecían en el mismo lugar.
De la misma manera inician las enunciaciones hechas por un personaje en primera persona y de ellas nacen otras y otras, condensadas, circulares, fraccionadas, pequeñas pero relacionadas, conectadas unas con otras. Y viajan como ondas, desde ese presente, hacia el pasado cercano, remoto y espacios diversos que se evocan desde ahí y comienzan a salir rostros conocidos y vivencias en prostíbulos, bares, molinos rojos, calles y avenidas, barrios cercanos y a veces más lejanos como Esparza, Puntarenas, Limón y fuera de nuestras fronteras pero todas conectadas y vistas desde la conciencia y más arriba o abajo como el subconsciente pero todas conectadas con la miseria, el dolor, la tristeza del hombre en todas las condiciones.
Y se abre ese fluir de conciencia y aparece lo onírico, lo condensado del sueño, lo impredecible para llenar un discurso de imágenes-diálogos, hechos-muerte, hambres-dolor, niños-abandono, solidaridad-compasión (los menos y solo entre ellos).
Y caen más pacientes en la poza-hospital, una anciana abandonada, otro herido de bala, y otros y otros y se abren diálogos entre unos y otros y aparecen historias y más historias entre los programas de la abuela oyendo a tres patines o la sopa que hizo el ciego en su guarida y ya está llena de cucarachas, encuentros en las aceras, viajes con el crack, robos y cárcel, encuentros y desencuentros y niños que huyen de la escuela al predio abandonado a inhalar cemento o fumar mota.
No hay casi tiempo para asimilar tanta historia y sigue lloviendo heridos en la poza hasta que el baleado sale del hospital y le avisan que Chimi, el droguis que duerme en cajas de cartón y con medio cuerpo sin vida, lo necesita y acude a él. Le ruega que lo lleve a la cueva. Entonces lo levanta y lo carga en el último camino de su vida, hace esfuerzos para jalarlo, se lo echa al hombro y de camino la piel se convierte en plumas, y cuando se caen en arena, y el camino en sangre y ya no caminan sino reptan como serpientes por ese río de sangre, hasta llegar a la cueva del diminuto corazón de la iguana, arrastrados, desolados y solos.
Como si fuera el viaje al origen de la humanidad, al principio de todas las cosas, de la nada, e inicio del movimiento, de la vida. Una involución estelar y por de pronto terrenal.
Novela llena de más preguntas que respuestas, sobre la humanidad, mezquina, sin altruismo y materialista.