El hijo del cometa, primera novela de Antonio Yglesias Vargas

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(Imagen propiedad del autor)

 

EL HIJO DEL COMETA

 

El hijo del cometa es la primera novela que ha escrito Antonio Yglesias Vargas.1

Esta novela tiene una estructura corriente, se trata de construir el relato en secciones temáticas que se interrumpen entre sí, se distancian y se unen. La primera trata el tema histórico no oficial de las tres primeras décadas del siglo XX, hasta 1934, fecha de la Gran Huelga Bananera, la segunda sección se enfatiza en la Maestra Blanca y la tercera tiene por objeto a José Asunción Avilés, el mago. Las tres partes se unen en una estrecha relación bajo la figura del hijo del cometa, José Asunción Avilés.

La narración se inicia por el final y así el lector conoce la muerte de José Asunción por intermedio de Casandra y el final de ella solo enuncia el narrador su muerte después de bajar del Peñón de los tuberculosos y la futura reunión con los científicos de la adivinación que nunca sucede.

Así la novela es de corte tradicional, logocéntrica, monológica y causal. A pesar de ello el narrador logra mantener entretenido y espectante al lector que espera cada episodio con cierta ansia. Más por saber el cómo que el qué de la narración y los sucesos.

Poco a poco se configura una novela de género maravilloso donde lo fenómenos sobrenaturales se imponen a los reales, se mezclan y forman ese mundo dicotómico que el lector acepta como verosímil. Así desde el nacimiento del personaje principal éste se ve influido por el paso del cometa Halley en 1910 y su nacimiento en Cartago, con terremoto incluido. Esto no es tan original. A estos fenómenos naturales se les adhieren una serie de coincidencias tales como la muerte de un rey, los nacimientos de personajes especiales y cualquier cantidad de creencias y supersticiones ligadas a una religión del miedo y las profecías.

Este personaje es el eje central de la novela y desde su nacimiento muestra características sobrenaturales con atributos físicos como la penetrante mirada y sus grandes hojos y sobre todo el poder de adivinación o conocimiento de acontecimientos pasados, presentes o futuros hasta llegar al final de su carrera o antes de su muerte, a la sanación de las enfermedades de enfermos en sus espectáculos en los teatros costarricenses, centroamericanos o en méxicanos. Ël conforme pasan los años se va convirtiendo en el mago más impresionante de América.

Otra técnica narrativa que utiliza el autor es la intriga policíaca. Así el narrador va configurando dos personajes lúgubres que ostentan un gran poder en la oligarquía de la época. Se trata de "El Licenciado", una especie de consejero legal y político de los gerentes de la Compañía Bananera gringa. Se acompaña de otro personaje bruto pero fiel y asesino llamado Plutarco Sandí, un profesor de geografía que lo único que aspira en la vida es ser policía, tener poder para hacer la voluntad de "El Licenciado". Así se abren tres triángulos amorosos. El primero lo componen la maestra Blanca y su esposo, a la fuerza, Plutarco Sandí y el hondureño Luis Delgado Valle, revolucionario como ella. Al final de muchas vicisitudes se encuentran y se unen en un amor que huele a rosas. El otro triángulo amoroso lo forman "El Licenciado y Azucena, la esposa de Davis, el gerente gringo de la bananera y los dos esposos, Felicia, la esposa de "El Licenciado" y el mismo Davis que es asesinado por "El licenciado". Este triángulo se resulve cuando en el teatro Raventos José Asunción Avilés lo evidencia, con sus adivinaciones ya que da a conocer a los presentes, esposos y esposas, y otros personajes de la hipócrita alta sociedad, el asesinato con veneno de Mr. Davis por intermedio de "El Licenciado" (cualquiera lo intuye). Ëste, en su casa confieza a su esposa su acción cobarde y luego se envenena. El último triángulo amoroso es el que conforman José Avilés y Casandra, la ayudante del mago argentino Neblina y María, la madre Teresa de la novela, que vela por los ancianos y los tuberculosos y muere asesinada por un guardia de la policía oficial mejicana y deja a José Asunción como su sustituto.

A pesar de tantas líneas narrativas, la novela se desarrolla adecuadamente con un lenguaje bien utilizado, polisémico y lleno de bellas imágenes sonoras y visuales que resaltan una historia bien contada. Además, la sección histórica es interesante y deja de lado, como debe hacerse y hacen los buenos escritores, lo consabido, lo público y se adentra en ese mundo sugerente de lo privado, lo nuevo, lo desconocido, lo acallado. Lo que Azorín llamó "La Infrahistoria".

Pero, ¿dónde encontramos algunas inconsistencias? No solo en los estereotipados triágulos amorosos resueltos con muertes repentinas sino y sobre todo en el verosímil de la misma novela. Esto se da sobre todo a la hora de acabarla. Ahí se acude a una tesis religiosa que los mismos personajes nunca, siquiera sugieren sino a través de algún nombre como Asunción que al final se convierte casi en un segundo Jesús, un visionario, un mágico divino, representante del Creador. Esto nos hace recordar algunas figuras propias y extrañas: Padre Enrique, Minor, o los predicadores de esas poderosas y gigantescas empresas familiares de adivinadores y saneadores que curan a cambio de la entrega de pertenencias. Esto no ocurre en la novela pero sí los más ignorantes de los pueblos (las mujeres de largas trenzas) hacen filas y se desviven por tocar las ropas de José Avilés en espera de un milagro. Y estos al final de la novela suceden. Tal el caso del paralítico que deja las muletas y camina y otros tantos más. Si ello es así, el lector podría preguntarse, ¿por qué Aviles (el mago) no cura a los tuberculosos y se acabó la tragedia. Si conoce todo y es capaz de vaticinar la muerte, ¿por qué no impide la de María y la suya propia? Éstos y otras inconsistencias de lo verosímil se dan en la novela y sobre todo al final. Y no se crea que ello sea realismo maravilloso pues esta técnica no necesita justificación. Los sucesos maravillosos o de leyes sobrenaturales suceden y punto. El lector los acepta con agrado y no se hace preguntas.

Novela interesante que muestra un escritor que sabe su oficio y posee gran capacidad creativa. Tal vez necesita más trabajo y cuidado técnico pero es esperable mejores y muy buenas novelas.



1 Yglesias Vrgas, Antonio. El hijo del cometa. Editorial Norma, Heredia C. R. , 2009

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This page contains a single entry by Benedicto Víquez Guzmán published on 9 de Febrero 2010 11:42 PM.

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