Historia de las Manrán
El Duende del Agua llegaba por una muchacha:
- ¿Qué haces?
- Nada. Aquí esperándote.
- ¡Ah!, ¿me estás esperando?
- Sí, te estoy esperando.
- ¡Ah!, sí, pues ya llegué.
- ¿Te gustan las mojarras?
- Sí.
- ¡Ah!, pues te traigo cuatro mojarras.
- Ajá; hoy mismo las comeré, hoy mismo las comeré.
- Te espero mañana. En la quebrada te espero para pescarte dos mojarras más.
- Está bien, está bien.
- Mañana iré, espérame arriba donde está la laja de Mamrán. Espérame allá en la laja grande.
- Está bien.
Se fue el Duende. Al otro día:
- Ve, ve por tus mojarras- le dice su madre-. Ve por tus mojarras, pero regresa pronto.
- Está bien, pronto vuelvo.
Se fue y llegó a la laja. Solo había una nutria echada asoleándose. Entonces regresó a su casa.
Cuando amaneció:
- ¿Qué haces?
- ¿A qué vienes? Me dijiste: "En la quebrada te espero". Y te fuiste a buscar las mojarras. ¿Qué fue lo que encontré, cuando fui a buscarte? Una nutria. En la laja solo había una nutria echada asoleándose.
- ¡Ah! Entonces te has enojado. Pero yo te llevé cuatro mojarras. Las cogí y te esperé, pero tú no llegaste.
Cuando se enteraron de lo sucedido, ya su embarazo estaba muy avanzado.
Entonces ella tuvo dos niñitas.
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