SEBASTIÁN ROJO
(seud.)
(1966)
Sebastian Rojo, nació en Heredia en el año 1966. Realizó varios cursos de Historia del Arte en la Universidad de Costa Rica y posteriormente estudió filosofía y pedagogía en Bélgica. Ha trabajado en varios países de Centroamérica en ONG's dedicada a la prevención del SIDA y al acompañamiento de las personas viviendo con esta enfermedad. Ha escrito poesía, novela y cuento. Actualmente vive y trabaja en Estados Unidos.
LO QUE HA ESCRITO SEBASTIÁN ROJO
NOVELA
1. Como una candela al viento: 2009
Como una candela al viento, es la primera novela del escritor costarricense Sebastián Rojo (Seudónimo), Su estructura formal comprende cinco capítulos y un epílogo. Es una novela circular y utiliza la situación inicial como punto de partida con "La fiesta del milenio y termina la novela con la despedida de Manuel con la misma gran fiesta, cuando se va rumbo a Honduras a iniciar un nuevo proyecto de vida. Utiliza el 31 de diciembre del año 2000, fin del milenio como fecha importante de fin e inicio de un siglo.
Es una novela que a pesar de utilizar sobre todo un narrador testigo que tiene un conocimiento omnisciente, cercano al sujeto de enunciación biográfico, pues forma parte de la historia que narra, suele dar bastante autonomía a los personajes, Manuel, Eduardo, Octavio, Rafa, grupo de amigos gay que constituyen el grupo de las hermanitas del Corazón agonizante de Jesús. Y esto hace de la novela una entrada en el mundo privado de estos seres humanos que a través de la introspección propia de los actores y la visión cercana del amigo narrador, ofrece esa visión desconocida, de los jóvenes gays. El lector entonces asiste en la lectura a un mundo desconocido, apenas sospechado lleno de prejuicios, miedos, frustraciones, hipocresías, programaciones sociales superficiales que satisfacen el parecer en detrimento del ser. Es el inicio de la situación familiar que viven los jóvenes que escogen por propia decisión y un imperativo profundo de su ser la inclinación sexual de una pareja de su mismo sexo. Es el comienzo del vía crucis de los gays desde sus propias familias, las actividades sociales de las amistades y parientes cercano y no tan cercanos, del vecindario, del pueblo y hasta del cura. No es fácil para ellos ser diferente en un mundo de iguales y menos cuando se trata de las preferencias e inclinaciones sexuales.
Con esta fiesta de amigos y encuentro de iniciación con este claro ritual casi orgiástico da inicio la novela, el cruento camino de su descubrimiento personal, la vida aceptada y real de sus propias decisiones, su proyecto vital a pesar de todo, de las familias, el parecer social, los silencios, los maltratos, los desprecios de amigos y cercanos, el pecado para los creyentes y la condenación por escoger el camino prohibido. Es en esta primera fiesta de amigos, en este encuentro de fin de año, cuando se abren a los ojos del lector ese mundo apenas sospechado con toda naturalidad. Es un inicio de un viaje no solo de los jóvenes sino de espacios, lugares de encuentros, búsqueda de su felicidad, de su identidad, de su ser. Y, creo, sin temor a equivocarme, es la primera novela donde el lector asiste al conocimiento de un mundo privado, sin tapujos, sin indirectas, sin ocultamientos, sin ironías, sin disimulos, sin excusas, natural y real. No hay hipocresías en los personajes de la novela, son como son y no ocultan, ni les interesan sus propias acciones, vivencias, sufrimientos y gozos. Se abre el amor entre ellos de forma natural y lleno de un profundo humanismo. Los personajes sufren celos, indiferencias, olvidos, rechazos, como en cualquier pareja de enamorados y también los resultados y consecuencias de los excesos, sus adicciones, sus errores y sus equivocaciones. Pasan por anhelos, ideales, pasiones, desengaños, sufrimientos y como ninguno otro la censura social moral e hipócrita de la sociedad. Y para cerrar el vía crucis se abre la virtualidad en un inicio y certeza al poco tiempo del SIDA. La trágica enfermedad estigma que los señala y los discrimina aún más al convertirlos en despojos humanos. Eduardo morirá como consecuencia de esa enfermedad, solo, lejos de su familia, abandonado, peor que un indigente y solo asistido por su pareja y amigos gays. Aquí la novela y las narraciones de los hechos por un narrador testigo, amigo y gay, se torna tierna, dolorosa, humana. Es la muestra cruel del despojo humano de sus valores más sagrados como lo es la solidaridad, el amor, la comprensión y la tolerancia. No existe sensibilidad alguna cuando se trata de estas personas y pone en evidencia el egoísmo, la deshumanización de una sociedad materialista, enajenante y enajenada. El lector asiste en su lectura a una exhibición real de esta sociedad degradada, desde 1999 hasta 2003, un pedazo de su historia, y la victimización de costarricenses cuyo pecado no ha sido otro que tener libremente inclinaciones sexuales diferentes a las mayorías. Se hace patente el decir de Lucien Goldman. "Quien busca valores en una sociedad degradada, muere degradado". Así murió Eduardo, uno de tantos que posiblemente mueren cada día.
"Si uno de ellos sufre, todos, -de algún modo- experimentan el dolo. Él estaba infectado, era un paria, se había convertido en un intocable, y aunque su idea original era sencillamente desaparecer del mapa, ahí estaba con ellos, y la desgracia se pasa nunca está contenta con el daño que causa, siempre quiere más". Pág. 22.
No obstante la vida sigue y hay que vivirla, sin importar los obstáculos que haya que afrontar y ellos los tuvieron de todas las maneras y categorías. La madre de uno de ellos, al enterarse de la naturaleza de su hijo, pues los rumores corrían como ríos desbordados en los pueblos, le dice:
" -Usted sabe hijito que la homosexualidad es un pecado muy grave, pero no se preocupe, Dios no puede dejarnos de la mano" P. 44.
Y hay quienes no se percatan que las programaciones sociales permanentes cosifican a través de ellas las mismas programaciones neurológicas y lingüísticas. Somos y nos convierten en seres para la sociedad, su parecer, y qué precio debe el joven pagar por ser diferente.
"Terminé la secundaria sin saber quién era aferrado con desesperación a una imagen de mi mismo del todo falsa y dolorosamente ridícula" P. 45.
Y antes de morir Eduardo como consecuencia del SIDA: dice el narrador:
Eduardo cometió la imprudencia de hablar sobre lo que estaba ocurriendo con su director espiritual. La respuesta del joven religioso italiano fue rotunda y despiadada:
-De todos los pecados, el que ustedes cometen es el peor -y a continuación le pidió que le explicara con más detalles lo que hacían juntos él y Ramiro, para poder aconsejarlo mejor, por supuesto".P. 67.
Y algo más deja esta novela en el lector. Le conduce y hace evidente los lugares públicos, bares, salas, gimnasios, etc. sobre todo en San José, pero también en otros sitios del valle y las playas, donde suelen asistir en forma exclusiva los gays. Unos pueden, por su condición económica vagar por las calles pero en la novela se hacen del conocimiento los lugares más sofisticados y exclusivos. Y son bastantes y un buen negocio para sus dueños. También hay bastantes referencias a otros países como Nicaragua, Guatemala y Honduras pero sobre todo a Europa pues uno de ellos logra una beca para especializarse en Bélgica y ahí conoce otros gays y tiene relaciones íntimas con alguno de ellos.
Es en el último capítulo donde ese proceso de vida- muerte, llega al clímax con el asesinato de Octavio, El Nica, un profesional del Banco, clase alta media, y residente en uno de los barrios distinguidos de San José. La novela abre entonces este cierre casi como lo haría una obra policiaca, con el OIJ tras el criminal sin lograr esclarecerlo como es lo esperado pero eso sí se monta el escándalo del siglo y desnudan a los ya expuestos jóvenes gays con toda su voracidad despiadada e inhumana. Ellos fueron las víctimas del crimen, no solo por la muerte de su amigo, sino por ser expuestos como escorias de la sociedad.
Vean como se da la noticia en los medios de comunicación masiva:
"El Residencial Los Colegios, en Moravia, se tiñó desangre anteayer por la noche cuando un hombre fue asesinado con arma blanca. Se trata de Octavio Briceño Rocha, nicaragüense radicado en nuestro país desde hace varios años. El ahora occiso fue brutalmente agredido con un cuchillo de cocina que le perforó varios órganos, principalmente en el área del cuello, aunque también en el pecho y el abdomen.
De acuerdo con fuentes policiales cercanas al caso, el supuesto agresor es un carpintero que desde hace varios meses trabajaba para Briceño. Trascendió que ambos hombres estaban ligados no solamente por vínculos laborales. Sospecha que parece confirmar el hecho de que se encontraron, en la escena del crimen, latas de cerveza, colillas de cigarro, restos de comida y una caja de condones.
Los familiares del principal sospechoso, un hombre de apellidos Solís Rodríguez, de veinticuatro años , informaron que éste abandonó la casa hace dos días, llevando consigo unas pocas pertenencias y sus documentos d viaje. Hasta el momento se desconoce su paradero. Si usted tiene alguna información sobre este caso por favor comunicarse al teléfono...
Briceño Rocha, de treinta y seis años tenía un año de laborar como jefe del departamento de créditos especiales del Banco Nacional y sus compañeros le describen como una persona trabajadora y de innegables cualidades humanas".Pp. 132-133.
La novela termina con la fiesta de despedida de Manuel y su viaje a Honduras. Es el viaje de renovación, de cierre entre la muerte y la vida. Manuel se convierte por su propia voluntad en un trabajador social en un centro de rehabilitación y vida de pacientes enfermos de SIDA y otras enfermedades, de hombres y mujeres desheredados de la sociedad y despreciados. Es un renacer de la vida en la misma muerte. Así cierra el ciclo esta novela.
Nos agradó la obra por dos razones fundamentales. Primero porque pone al descubierto un mundo privado estigmatizado con ferocidad por la religión y los prejuicios sociales y lo hace con naturalidad, sencillez y profundamente humano. No hay supuestos, explicaciones ni justificaciones sino vivencias, muy dolorosas por cierto pero verosímiles. Y por último, porque no es moralista ni pretende encaminar a nadie sobre una doctrina, ni una posición ideológica. Solo existe la desnudez de una sociedad degradada e hipócrita, HOY y no del pasado, que destruye al ser humano por la simple razón de no pertenecer al mundo de los iguales, de los corrientes, de los aceptados y programados, según los cánones religiosos y morales de la sociedad católica.
Por cierto el título lo toma de una canción de Elton John Candle in the Wind, como homenaje a Marilyn Monroe, la mujer que habían convertido en símbolo sexual:
"Ella había terminado convirtiéndose en un verdadero ícono, símbolo de un siglo trágico, superficial y violento. Su vida había sido exactamente eso: una candela al viento, hasta que una sobredosis de barbitúricos la apagó para siempre" P. 153.